Piratas De Todo Tipo

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Piratas De Todo Tipo

Todos estamos familiarizados con las historias de piratas. Nos gusten o no, en algún momento fueron un peligro y oposición muy fuerte para la política y economía del mundo. No significa que hayan desaparecido, pero el concepto es uno que ha tenido transformaciones interesantes que son dignas de analizar un poco.

¿Qué hacían y de dónde vienen?

Algunos estereotipos como los pericos que acompañan al capitán, la pierna de palo y la marca de una “X” en un mapa no tienen sustento histórico. Varios son por la gran influencia de la novela La Isla del Tesoro del autor escocés Robert Louis Stevenson. Dicha historia se publicó de manera serializada entre 1881 y 1882, dirigida a un público joven e incluso infantil.

Un año después, en 1883, se publicó como una novela en un solo volumen y desde entonces ha tenido gran influencia en cómo se perciben a uno de los grupos criminales más temidos durante los siglos XVII y XVIII. Sin embargo sus orígenes se remontan a los primeros navíos.

En pocas palabras, en donde existe comercio y transporte, es una triste realidad que hay crimen. Sí, depende de muchos otros factores, pero en épocas antiguas era más y más común que esto sucediera. Así fue que aparecieron los primeros piratas que atacaban rutas marítimas, causaban terror, y también obligaban a los gobiernos a perseguirlos.

Con la llegada de los europeos a América, el siglo XVI vio un alza en la cantidad de piratas. Esto fue gracias a que en el Caribe había muchas islas y en general todo el continente era una tierra nueva en la cual no era sencillo hacer cumplir la ley. Puertos como Tortuga en Haití, Port Royal en Jamaica y Nassau en Las Bahamas daban refugio a estos criminales.

Si a ello agregamos que, como en muchos momentos de la historia, la actividad criminal también representaba algunos beneficios para los gobiernos. Un ejemplo es el de los corsarios, quienes eran básicamente piratas mercenarios al servicio de la corona de Francia en el Mediterráneo. ¿Qué significa esto? Que tenían permiso y órdenes explícitas de atacar navíos (en su mayoría ingleses y españoles) para debilitar a otras naciones y obtener parte de la riqueza.

El último ingrediente era el hartazgo. Muchos de los criminales que vivían de la piratería habían sido soldados o simplemente no hallaban sustento. Algo muy parecido a la justificación de algunos criminales de hoy en día. Además, la piratería ofrecía ganancias directas como parte del botín, en lugar de un sueldo mucho menor como soldado.

Aunado a esas ventajas, muchos grupos piratas tenían algunos códigos. Ellos servían como sus reglas y, a diferencia de lo que Disney y el capitán Jack Sparrow muestran, sí eran respetados. Por ejemplo, la autoridad del capitán dependía de que la tripulación estuviera contenta, de lo contrario podían votar por cambiar de capitán.

Cada nave tenía su propio código específico, pues no se trataba de uno que rigiera a todos. Dentro del mismo se establecían factores que iban desde el porcentaje del botín para cada miembro de la tripulación de acuerdo con su rango, hasta la forma de solucionar disputas y la vestimenta. Todo esto contrastaba con el autoritarismo de las armadas de la época (principalmente de España e Inglaterra) y era una forma de escapar y oponerse ante el sistema.

¿Cómo pasamos de ahí a la versión de Disney?

En el caso particular de Piratas del Caribe y sus secuelas en las cuales Johnny Depp hace una caricatura de su personaje más famoso, es gracias al estilo de Disney. Pasó lo mismo que la empresa hizo con las historias folklóricas de la Europa Medieval como La Bella Durmiente, La Cenicienta, Rapunzel y más. Simplemente tomaron estereotipos y elementos característicos de un tipo de historias y los usaron para contar otras similares en versiones amigables para cualquier audiencia.

Lo interesante es que desde La Isla del Tesoro, Stevenson hizo algo similar. Para entender el gran contraste que existe aquí y la transformación de significados, usaremos un ejemplo delicado y controversial, pero que equivale a lo que pasó con la figura de los piratas.

Imaginemos simplemente que en el año 2116 existen obras de ficción, creadas para el entretenimiento, al igual que muchas de hoy en día. Éstas cuentan con protagonistas aventureros y heroicos. Sin usar la figura de antihéroe, sino explícitamente exaltando el valor, carisma y hasta nobleza, los autores de esas ficciones futuras retratan a sus protagonistas como:

  • Terroristas
  • Narcotraficantes
  • Secuestradores
  • Fanáticos religiosos que usan violencia

¿Impactante e inconcebible, cierto? Aunque admiremos algunas cuestiones como la equidad y democracia de los piratas, pues coincide con nuestras sociedades ideales actuales, no significa que fueran nobles e inocentes. Sí, su bandera negra solía venir como alivio para las tripulaciones atacadas: “si te rindes, sólo nos llevaremos tu mercancía o dinero”. De inicio robaban y muchas veces sí había enfrentamientos violentos con sus víctimas o con los soldados enviados a atraparlos.

El problema de la piratería en el Caribe persistió hasta inicios del siglo XIX. Hoy en día aún hay piratas de este tipo en algunas partes del mundo, aunque es mucho menos frecuente encontrarlos. Por ejemplo el Golfo de Aden en Somalia es un sitio donde hay una concentración significativa de piratas modernos (¿recuerdan la cinta de Capitán Phillips basada en el caso del Maersk Alabama de 2009?).

De hecho, nunca ha sido algo con lo que la mayoría de la gente tiene contacto. Por tanto la ficción sigue como una fuente de información que muchos consideran verosímil y es así que el estereotipo actual surgió.

Los piratas de hoy

Si algo podemos aprender es que quien controla la narrativa, puede influir en la audiencia de forma tajante. A pesar de haber cometido muchos crímenes, hoy en día es difícil separar la concepción de piratas de los valores que les ha asignado la ficción. El humor, la valentía, la oposición ante la imposición de los gobiernos y la libertad para vivir y aventurarse en lo desconocido son ejemplos de ello.

Dichas características se han vuelto equivalentes y es por ello que el término se adoptó para los famosos piratas que duplican y venden sin permiso series de TV, películas y demás contenido protegido bajo derechos de autor y propiedad intelectual. Asimismo es que en español a los hackers muchas veces se les denomina piratas, pues viven bajo sus propias reglas y lucran en ocasiones para seguridad y en otras para ataque según diversos intereses.

¿Y en el Marketing?

Claro está que se ha hecho un tanto romántica la figura del pirata. Ahora se perciben como íconos de la libertad y la honradez ante sistemas opresores. Son víctimas de las consecuencias y eso justifica lo malo que hagan, mientras lleve algún beneficio para la sociedad o, por lo menos, sus amigos.

El marketing ha aprovechado muy bien esto. Por un lado está la capitalización de la franquicia de Piratas del Caribe. Con influencias de La Isla del Tesoro, lo que originalmente era un recorrido temático de los parques de Walt Disney, es una de las franquicias más exitosas del cine. Hay 4 películas y una 5ª en producción.

Hasta ahora han generado ganancias de $3.7 mil millones USD con tan sólo una inversión de mil millones de dólares, de acuerdo con Box Office Mojo. Es decir que han hecho de lo que eran criminales, un éxito de taquilla con un retorno de inversión de casi el 400%.

Por otro lado, lado, en televisión la compañía Starz ha producido 3 temporadas de Black Sails. La serie es protagonizada por pirata y sirve como precuela de nada más y nada menos que la novela de Stevenson.

Sin embargo la piratería en internet ha dañado a muchas empresas. Hay estudios muy variados sobre los millones de dólares perdidos al año. Lo más difícil es calcular cuántas ventas reales se perdieron. Es decir, no se puede considerar que todas las canciones, series y películas descargadas son una venta no hecha, pues no todas esas personas hubieran comprado el material original. Muchos simplemente no lo comprarían. En algunos casos, como el de Game of Thrones, incluso sirve como publicidad ser “la serie más pirateada del mundo”, de acuerdo con Forbes.

Netflix por su parte ha aprovechado la actividad de los piratas. Básicamente entre su estrategia para comprar licencias de series y películas para su catálogo, está el monitoreo de sitios de piratería. Con base en las descargas más populares en una región, toman algunas de sus decisiones de negocios, de acuerdo con la BBC.

Además, en el marketing político también hay influencias de la nueva figura del pirata. En Islandia y en otros países de Europa y América, existen partidos políticos pirata. No, no son ilegales o copias. Son partidos que se enfocan en promover políticas de acceso a la información, democracia directa, transparencia, protección a los derechos humanos y no a favor de la piratería. Cabe destacar que muchos alegan la necesidad de reformas a las leyes de propiedad intelectual y patentes, pues ya no son suficientes ni adecuadas, como indica SAP.

Redacción Círculo Marketing

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