Vender o no vender tu negocio, esa es la cuestión

Vender tu negocio es como estar enamorado: sólo tú puedes saber si sí o no. Pero si estás pensando en hacerlo hay algunas preguntas que debes hacerte primero y pensarlo mucho. Lo peor que podrías hacer es tomar una decisión apresurada acerca de algo que te tomó años construir.

¿Quiero seguir en esto?

Hay otra forma de plantear esta pregunta: cuándo te levantas y sales de casa, ¿estás emocionado porque vas a tu trabajo? Haz este ejercicio durante algunas semanas y analiza tus respuestas.

Económicamente, ¿vale la pena?

Puede ser que tu empresa te guste mucho, pero finalmente tienes que tener ingresos de algún modo; si tu plan financiero no es viable o realista puedes crear uno nuevo o considerar que alguien más sí podría llevar a “tu bebé” a alcanzar su máximo potencial.

¿Podrías encontrar comprador?

Forbes escribe que hay corporativos buscando “gangas” y que en cuanto se enteran de que una start-up está en venta hacen ofertas minúsculas. Si por otro lado, ya tienes un posible comprador podrías negociar mejores condiciones.

Es importante considerar estos puntos… tanto por tu bien financiero como tu tranquilidad emocional. No es broma: el Financial Times escribió una historia acerca de cómo varios emprendedores que habían decidido vender su empresa (y se habían vuelto millonarios en el proceso) se enfrentaron a después a la tristeza de haber vendido “su bebé”.

Si pones a la venta tu empresa es probable que el comprador también te ofrezca trabajo; finalmente tú sabes cómo hacerla funcionar, pero te enfrentarás a un mundo que podría parecerte desconocido: eres uno más en la pirámide, y no la cabeza.

O puedes pensar en alejarte: quizá tu ciclo con la empresa ha concluido y por eso es que has pensado en vender.

Repasa todos los escenarios antes de tomar una decisión. Y, finalmente, si te arrepientes, siempre puedes volver a formar otra firma: la aventura nunca termina.

SWF