Los Wearables y el IoT
La miniaturización de la tecnología es una constante que tiene varias razones que la impulsan. Desde el aprovechamiento de espacio hasta el uso óptimo de recursos. Además, la portabilidad de la tecnología obliga a que el tamaño se reduzca y hoy cargamos con pequeñas computadoras en nuestros bolsillos. Sin embargo la integración tecnológica en cada parte de nuestras vidas personales y profesionales, apunta a algo más: su integración a nosotros mismos y los wearables son el paso más actual de ello.
Wearable es una palabra en inglés que significa literalmente “vestible”, en el mismo sentido en el que podemos vestir la ropa y los accesorios. Actualmente son más y más los que aparecen y que cautivan a millones de consumidores. Los más comunes hoy en día son los relojes inteligentes, junto con algunos aditamentos para teléfonos, según la actividad realizada, como la bandas para usarlos en el brazo al correr.
No obstante, a pesar de que cada vez hay más formas en las cuales la tecnología nos complementa, tampoco estamos preparados para todo; un ejemplo de ello es lo sucedido con Google Glass. Es fácil recordar las maravillas prometidas por el vistoso dispositivo de Google: un par de anteojos con funciones como grabar video, consultar GPS, tomar fotos y consultar el buscador con comandos de voz, entre otras, pero ¿qué pasó?
El problema fue el manejo de la campaña de marketing, como indica Forbes. Entre sus fallas estuvieron:
- No dar una clara fecha de lanzamiento
- No mencionar con especificidad todas las funciones ni las formas de adquirir el dispositivo
- No hablar de la forma de adquirir el producto
- No dejar claro el trabajo de rediseño estético
- Peor incluso no decir nada sobre el enfoque actual. Muchos creen que el producto desapareció, sin embargo Google dijo que trabajaban en modificaciones para relanzarlo al mercado de consumo, para corregir problemas de percepción, funcionamiento y diseño. De hecho, actualmente está disponible para empresas y desarrolladores, de acuerdo con el sitio oficial de la compañía.
La mala comunicación, aunque tuvo algunos puntos valiosos, ocasionó que los interesados perdieran interés en el producto o, en el mejor de los casos, perdieran el rastro del mismo. De la misma forma, la gente que se resiste a estas tecnologías, se opuso en particular al Google Glass y a quienes participaron como usuarios en una etapa de prueba, debido a que creían que todo el tiempo quienes los portaban estaban filmando a la gente sin su permiso o tomándoles fotografías.
Esto fue lo peor que podría haberle sucedido a un producto tecnológico. La innovación, cuando no es comprendida, presentará más obstáculos de los que debe. Sí, la zona de confort es difícil de romper, pero el equilibrio entre la innovación y lo familiar es clave tanto al presentar productos o servicios nuevos, como al introducir nueva tecnología en una organización.
Lo peor de este caso, fue que la percepción negativa por parte de los no consumidores, pudo evitarse con información clara para todos. Tanto las leyes de cada localidad (que en muchos países de occidente priorizan la libertad de expresión) como el funcionamiento del dispositivo (y de la enorme cantidad de cámaras que nos graban todo el día en todas partes en las ciudades) no atentaban contra la privacidad de las personas.
Wearables: un paso más cerca del IoT
Con mucha o poca resistencia, poco a poco avanzamos más en la dirección de la integración e interconexión de dispositivos, así como la naturalidad con que ello sucede. De acuerdo con Digitalistmag, el uso de wearables presenta un nuevo nivel en la cercanía con el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Los datos recopilados, almacenados y transmitidos por dispositivos que usamos como accesorios, o incluso por la ropa inteligente, permite seguir con la personalización de experiencias hechas a la medida para cada consumidor.
Además, nos ayuda a familiarizarnos con la adopción de tecnología que esté en comunicación constante. Tanto usuarios como quienes los rodean, sin jamás contemplar la posibilidad más remota de adquirir uno de estos aparatos, poco a poco saben lo que son, lo que hacen y cómo se comunican. Por ahora lo más común es la conexión a Internet a través de diversas aplicaciones, y el intercambio de datos con el teléfono o tableta de preferencia.
Sin embargo, incluso marcas como Apple que brindan una especie de muro entre sus productos y los de otras compañías, verán la necesidad de comunicar sus dispositivos, como el nuevo Apple Watch, con el resto de gadgets e incluso electrodomésticos que poseen las personas hoy en día, y que va en aumento. De hecho, según Business Insider es muy buen momento para invertir y planificar en materia de IoT, pues se espera que para 2020:
- Existan 24 mil millones de dispositivos instalados en el mundo con capacidades de conexión IoT
- Ya exista una inversión de $6 billones (sí, con 12 ceros) de dólares en IoT, con el desarrollo de hardware y aplicaciones como enfoques principales
- Haya un retorno de inversión $13 billones (otra vez, sí, con 12 ceros) para 2025 de dólares
Los usos potenciales son muchos, como por ejemplo: transporte, mejora de pólizas de seguros, aplicación militar, urbanización, alimentación, agricultura, salud, logística, banca y vivienda. Los hogares y la transportación dentro y entre ciudades son los aspectos principales y de contacto más fácil con la población mayoritaria. Incluso los autos con asistencia de manejo y conexión a Internet, así como con otros dispositivos, son cada vez más comunes. Si bien no son la mayoría en el mundo, ya no se ven como algo del futuro, sino que son una realidad que poco a poco permea en la industria automotriz.
Pronto los wearables también serán más complejos y variados, tanto en capacidad, como en opciones. No todo serán relojes y anteojos, sino que los brazaletes, anillos y más llegarán con funciones de este tipo. Cosas tan sencillas como el monitoreo constante de algunas condiciones de salud (como existe para quienes padecen diabetes) se sumarán a la posibilidad de escuchar música y controlar todo en nuestra casa, sin que esto sea una inversión adicional: con el tiempo será lo común y tan normal como hoy es encender una lámpara con un apagador.
Redacción Círculo Marketing
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