Las palomitas azules de WhatsApp… Ignorar ya no es opción

¡Qué miedo nos dio a todos cuando notamos que las palomitas se ponían azules en nuestro WhatsApp! De inmediato nos quedó claro (por lo menos a mi) que tenía que ver con que el mensaje había sido leído o no.
En mi caso, la verdad, me resulta un poco menos complicado, o eso quiero creer, ya que por lo general lo uso para trabajar o para “cotorrear” con mis amigos y no le hago mucho caso (¡ja!).
Sin embargo esto me hizo reflexionar el grado de compromiso que adquirimos con el uso de algunas de nuestras modernas redes de comunicación, y que están ahí para… ¿facilitarnos la vida?
¿Realmente es más sencilla es nuestra vida?
Definitivamente estamos mejor comunicados, casi en tiempo real podemos hablar con cualquier persona en cualquier lugar, podemos enterarnos de lo que nuestros amigos, familiares, etc., hicieron en sus vacaciones o fin de semana. Esto, por ahí de mis años de extrema juventud en los 80, no era posible…
Pero no había tanta gente ofendida porque “no le contestaste un mensaje” o “Hiciste una fiesta y no me invitaste” (se enteraron gracias Facebook), y muchos otros reclamos originados por esta conexión casi instantánea con nuestro círculo social.
En aquellas “felices” e incomunicadas épocas, uno tenía que comprar una tarjeta telefónica o encontrar un teléfono de monedas para poder llamar a casa y avisar que uno iba tarde, a tus amigos les llamabas a su casa (por lo general contestaba su mamá), y era todo un tema.
Si pensamos en llamar a la niña que nos gustaba, pues había que hablar con la suegra, suegro, cuñado, cuñada en cuestión antes de que te comunicaran con ella… Ahora es tan sencillo como llamarle a su número celular o enviarle un mensaje vía WhatsApp, de entrada ya te ahorraste la vergüenza de hablar con toda la familia (que muchas veces no te conocía, o si, pero no se ahorraban el comentario o el clásico “whooooo” que te hacía ponerte de 20 colores diferentes y casi colgar el teléfono).
Pero, esta “facilidad” ha generado una serie de problemas. Por ejemplo, con tu novia, pareja, esposa o “peor es nada” (significant other es un gran termino). Los reclamos de esta persona especial son tan magníficos como aterradores. Ejemplos: “No contestaste mi mensaje, ya se que si lo leíste y aun así no me hiciste caso, debe ser porque no te importo”.
Si, en efecto, estamos ahora sin opciones de decidir contestar o no un mensaje, básicamente somos esclavos de nuestras redes sociales y aparatos de comunicación porque estamos (o en teoría deberíamos estar) disponibles las 24 hrs del día, los 7 días de la semana, y los 365 días del año; en prácticamente cualquier lugar del planeta.
Simplemente ya no es una opción ignorar el mensaje del jefe, de la novia, de la tía, del amigo incómodo, así como tampoco es posible ocultarles a tus amigos que no fueron “requeridos” a tu fiesta de cumpleaños… A menos, claro, que te abstengas de toda esta tecnología y vivas la vida con tu “teléfono de viborita” (lo cual a estas alturas no sería una mala idea).
En fin… ¿Tu que opinas? ¿Tu vida es más o menos fácil gracias a todas estas redes sociales?
Por Juan R. Campo
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