Starbucks se enfrenta a su parodia

El comediante Nathan Fielder logró su cometido: causó controversia y se burló de una marca reconocida. Todo empezó el lunes 10 de febrero, la tienda Dumb Starbucks abrió su primera y única sucursal en Los Ángeles. El establecimiento es en todo sentido una enorme, burlona y descarada parodia contra el café de la sirena.
Todo era exactamente igual que Starbucks, pero anteponiendo la palabra “dumb”. Así, uno podía pedir un Dumb Caramel Macchiato, un Dumb Té Chai Tea, y te lo servían en tamaños como Dumb Venti o Dumb Latte. La gente reaccionó y la oferta se volvió viral.
Se formaron filas de varias horas para conseguir una bebida. Sí: el verbo correcto es “conseguir” y no “comprar”, ya que éstas eran gratis, (presumiblemente para evitar una demanda el mayor tiempo posible).
A quien no le hizo mucha gracia fue a la compañía parodiada. “Apreciamos el humor, pero no pueden usar nuestro nombre, porque es marca registrada”, dijo un portavoz de Starbucks.
Todo parecía un plan perfecto. Incluso la nueva tienda publicó un documento de FAQS (preguntas frecuentes). En él se aclara que las compañías no están ligadas de ninguna manera y que la burla es legal gracias a la “ley de la parodia”, que dice que las marcas registradas pueden ser usadas en forma de sátira.
Pero la historia tomó un giro inesperado. Las autoridades de California cerraron el local por vender alimentos sin permiso. Aunque la defensa todavía parecía un chiste: “estamos operando como una galería de arte. Esto es un performance y el café que compras es el arte”.
¿Tomarías un café ahí? Es clara la intención satírica, la creatividad y el enorme esfuerzo que hizo un comediante para un chiste súper elaborado. Starbucks debe estar orgulloso de que su marca tenga una presencia tan fuerte que provoque este tipo de acciones.
SWF
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