Buenas Decisiones = Accionistas Felices
Existen distintos modelos bajo los cuales una empresa se constituye y varias formas de obtener capital. Una de las más comunes es a través de inversionistas, muchas veces cuando una empresa ingresa al mercado de acciones en las bolsas de valores de algunas partes del mundo. Ahí es cuando, según el éxito de la empresa, el interés del público y algo de especulación, comienzan a venderse acciones de ella, es decir, partes de la misma. Los accionistas invierten capital en la compañía, a cambio de algunos beneficios. El primero que se espera es aumentar ese capital de dos formas, con relación al tiempo:
- A largo plazo, junto con el éxito progresivo de la empresa
- En el corto plazo, al vender las acciones adquiridas, tras un momento que eleve su valor de forma repentina
Asimismo, los accionistas son informados cada trimestre acerca del desempeño de la empresa y tienen poder de decisión. Lo común es que las decisiones del día a día sean tomadas por un presidente en la compañía (CEO) y su nombramiento venga por parte de los accionistas o de una junta directiva conformada por algunos de ellos. Las decisiones de las que toman parte son limitadas y varían según cada empresa.
Existen ventajas y desventajas al volver una empresa pública, pero lo cierto es que muchas de las más grandes han optado por este modelo. Claro, se deben tomar en cuenta los objetivos de la empresa y la industria a la que pertenece, antes de entrar a al bolsa de valores y exponerse a la especulación. Por ejemplo, de acuerdo con Forbes, existen 6 inconvenientes para las empresas que ingresan al mercado de valores de forma pública:
- Los objetivos de largo plazo pasan a segundo plano, pues lo que importa más es cumplir con metas trimestrales que agraden a los inversionistas para que no retiren su capital, no tomen decisiones abruptas sobre el rumbo de la empresa o no sustituyan al CEO.
- La fluctuación de los precios de las acciones será común y puede desmotivar a los trabajadores, lo cual no le conviene a ninguna de las partes involucradas.
- Pérdida de control. Incluso si eres fundador de una empresa, los accionistas son quienes llevan el mando realmente, por lo que pueden echar a alguien (por lo menos fuera del proceso de toma de decisiones), como le pasó a Steve Jobs cuando tuvo conflictos internos con John Sculley.
- Los secretos de la compañía se pierden. Mucha información se vuelve pública, por lo cual un competidor puede adquirir acciones y conocer detalles como ganancias, liquidez y la estructura financiera, y sacar provecho de ello.
- También la vida privada de las personas clave en la empresa se ve expuesta.
- El costo de seguir este modelo también es alto, ya que no cualquiera puede entrar a este mercado y además se necesita personal específico para tratar con los inversionistas.
Por su parte, Investopedia remarca la importancia de recolectar capital de esta forma. Por un lado es un método para una entrada repentina de dinero a la empresa que puede ayudar a la expansión, la investigación y el desarrollo. Por otro, es una manera de aumentar la participación de una empresa en el mercado al que pertenece.
Finalmente es también una opción en lo personal para que algunos o todos los socios salgan de la organización. Si deciden que quieren hacer algo diferente, hacer la oferta pública de la empresa les suele generar mucho dinero. Su salida puede acordarse bajo distintos términos y así cada uno logrará enfocar sus esfuerzo y su nuevo capital en un nuevo emprendimiento.
Sin duda lo que más importa es saber qué se quiere para un negocio y si la compañía se encuentra en el momento ideal para que esta decisión la beneficie. No se trata de dejar las cosas iguales, ni mucho menos de que el movimiento sea perjudicial.
Si bien es riesgoso, como todo cambio, es importante conocer historias de éxito de algunas empresas grandes, para ver el potencial que tiene el vender partes de la compañía a accionistas interesados. Un aspecto importante es que aquellos que compren acciones lo harán por interés en la compañía, lo cual significa su apoyo. Incluso en los casos en los que esperan ganar dinero en el corto plazo al venderlas nuevamente, no deja de implicar que creen y esperan un alza súbita en su valor.
Cuando se tienen accionistas, es importante tener una comunicación favorable con ellos, pues son una especie de cliente interno al cual también se tiene que procurar tener satisfecho. Los últimos días dos empresas han demostrado que es muy posible tomar decisiones que no sólo generen ganancias para la compañía y los accionistas, sino que también satisfagan clientes y atraigan a nuevos inversionistas.
El caso de Amazon
El primer caso comenzó el viernes y tendrá consecuencias durante el día de mañana 12 de julio. Por segundo año consecutivo Amazon, celebrará su Prime Day, durante el cual benefician a los suscriptores de Amazon Prime con muchos más descuentos de los que habitualmente tienen, por un periodo de 24 horas, además de los beneficios del programa como son los envíos gratuitos en todas sus compras, por una anualidad de $99 USD. El año anterior las ofertas fueron criticadas en algunos medios que dijeron que no eran lo que se esperaba y parecía sólo una estrategia para sumar suscriptores. Los clientes de Amazon difieren.
Desde el viernes el precio de las acciones de Amazon comenzó a despuntar por la cercanía del Prime Day; cerró el día en $745.81 USD cada una. Los accionistas siguen contentos pues hoy ha seguido este comportamiento con un aumento del 1.25%, según CNBC. En el último año las ganancias han sido del 74% en comparación con julio de 2015 y, tan sólo en lo que va de este mes, aumentaron en un 4.2%.
La importancia de Amazon y sus decisiones en el mercado es tal, que otras empresas han iniciado su estrategia de respuesta a lo que parece un inocente día de rebajas. La realidad es que las ventas de Amazon durante el Prime Day de 2015 superaron a las de Black Friday, según Business Insider. Entre ellas están Walmar, J. C. Penney, Gap, Toys R Us y Best Buy. Por ejemplo, desde hoy (lunes) y por el resto de la semana, Walmart ofrecerá envío gratuito en todas sus ventas en línea, sin un costo mínimo que cubrir, de acuerdo con Fortune.
¿Y Pokemon Go?
Otra situación mostró estos días cómo la expectativa y las decisiones acertadas, así como la promoción boca en boca, pueden ayudar a que los inversionistas estén contentos por un alza en el valor de una empresa. Se trata del lanzamiento parcial y controvertido de Pokémon Go, juego de realidad aumentada para dispositivos móviles. La franquicia de los monstruos japoneses es propiedad de Nintendo (junto con Game Freak y Creatures) y dicha compañía, también famosa por sus consolas de videojuegos, se benefició de manera sorprendente.
El lanzamiento en forma de prueba en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia se dio el 6 de julio de este año. En 5 días la euforia fue mucha y a pesar de que aún no están todas las funciones prometidas, usuarios de todo el mundo comenzaron a descargarlo de diversos sitios web. Entre noticias, reseñas y críticas, el valor de la empresa nipona aumentó gracias al juego que es un tanto simple, pero sencillo de entender. En menos de una semana el valor de las acciones de Nintendo aumentó en 25%, con lo que añadió aproximadamente $9 mil millones de dólares a su valor en el mercado, para alcanzar un total de $28 mil millones de dólares, de acuerdo con The Wall Street Journal.
Sin duda los accionistas están felices y aunque alzas así suceden alrededor de lanzamientos importantes, tanto el caso de Nintendo como el de Amazon enseñan algo importante: tener accionistas puede ser conveniente, si su satisfacción se preioriza junto a una comunicación efectiva y sólo bajo las condiciones adecuadas, para el negocio y las personas que forman parte de la organización.
Redacción Círculo Marketing
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