Reino Unido: Carne de Cañón en IoT
Las ciudades inteligentes son una de las promesas del Internet de las cosas y, a menos que surja una ciudad diseñada, su adopción será un proceso paulatino. El IoT impactará tanto la vida personal, como la profesional y la académica de las personas. Poco a poco habrá ciudades inteligentes que facilitarán labores rutinarias, mediante automatización de tareas y eficiencia en el uso de recursos.
Sin embargo, dichas ciudades no vienen sin retos, pues no hay desarrollo humano que no traiga pros y contras. En especial, cuando se trata de tecnología, la experiencia y la historia misma nos dejan ver cómo la legislación siempre está un paso atrás, mientras que la creatividad va por delante y abre camino a lo que jamás hubiéramos imaginado. Por ejemplo, cuando comenzó Internet como proyecto del departamento de defensa de EUA y más tarde como una red de académicos, pocos habrían imaginado que habría sitios dedicados a subir fotografías de datos o que podríamos acceder a todo conocimiento humano desde la palma de nuestras manos.
El lado negativo del IoT
A su vez existen personas que, por rebeldía o mero placer, buscan formas para dañar a otros. Un caso reciente es el del ataque DDoS de hace unos días, que deshabilitó algunos servicios como Twitter, Spotify, Paypal y Netflix. Todo tipo de sector es vulnerable y el Internet de las cosas facilita esto, pues aún falta educación para mejorar la seguridad digital de las personas y sus bienes, así como mejores diseños por parte de las empresas, para avitar que sus artículos se usen para fines maliciosos.
Reino Unido tiene algunas de las ciudades más modernas, en donde la integración de la tecnología es cada vez más obvia y significativa. La apuesta tiene motivos muy fáciles de entender:
- Por un lado la progresión y el avance tecnológico son naturales en las sociedades humanas. Cuesta más frenarlos que fomentarlos y los beneficios de la segunda alternativa son muchos.
- Por otro, muchas empresas y gobiernos han visto el gran futuro que ofrece el IoT en cuestión económica. De acuerdo con Forbes se estima un crecimiento a nivel mundial del 15.71% entre 2012 y 2018, con lo cual se espera que su valor, para ese entonces, ronde los $120 mil millones de dólares y continúe en aumento.
No obstante, la inversión también debe incluir la defensa ante amenazas cibernéticas que se han vuelto cada vez más serias. No son sólo cuestiones de ficción, sino peligros reales, como el que reportó CNN el pasado julio, en el que China aparentemente hackeó una entidad de seguridad financiera federal de EUA, desde 2010 hasta 2013. El escándalo incluyó la supuesta implicación de algunas autoridades estadounidenses.
El caso de Reino Unido es un ejemplo que el mundo debe atender, pues ayuda a ver los riesgos y necesidades de una ciudad inteligente que dependa en el IoT. Según la BBC su gobierno invertirá 1.9 mi millones de libras en seguridad digital, para proteger a las personas y a la infraestructura, de ataques como el que vivimos recientemente.
Riesgos en ciudades inteligentes
Algo destacable es que el Internet ha conectado al mundo como nada lo había hecho. Por tanto las ciudades interconectadas tendrán efectos similares: un desastre o ataque digital en un sitio, puede afectar al mundo entero, aunque su localización geográfica sea precisa y limitada, pues no hay barreras digitales tan grandes como las distancias en la Tierra.
Incluso objetos tan sencillos como las lámparas inteligentes en Glasgow, Escocia, pueden ser vulnerables y requieren atención y protección. Todo lo que tiene una dirección IP y se integra al IoT está expuesto a ser atacado y controlado de forma remota, como señala Mashable. Si bien algo tan sencillo como las lámparas, ayuda a conocer lo niveles de CO2 en la zona y saber si hay autos estacionados en zonas prohibidas, también es cierto que la forma en que se construyan nuevos sistemas puede ser muy peligrosa.
Tan sólo pensemos que dichas lámparas reportan esos niveles o los de ozono y activan de manera automática anuncios para tomar medidas de contingencia ambiental, como reducir el volumen de autos que puede circular. Suena bien. Pero si alguien por mera diversión o por el gusto de dañar a otros, toma control de las luminarias y así accede a la red que activa o desactiva las medidas de contingencia… el resultado puede ser costoso o dañino para la salud, además de las incomodidades que generaría.
Sólo nos queda esperar que sean más y más los gobernantes, legisladores, empresarios y público en general, que sepa de estos riesgos y que todo se prepare de la mejor forma conforme se añadan objetos que hagan a las ciudades inteligentes y se unan al IoT.
Redacción Círculo Marketing
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